Fue un titular contundente. Decía Eneko Andueza tras la reunión del Comité Nacional del PSE-EE, a dos días de la juramentación del Lehendakari en Gernika y el anuncio de la distribución de carteras lo siguiente: ”Gogora recordará la historia reciente de la que los socialistas somos protagonistas”. Lo leí y me dije, ¿alguien lo ha impedido?.
Siempre me ha llamado la atención esa cierta falta de interés de los socialistas vascos por su inmediato pasado, el referido a la II República en Euzkadi. Habiendo tenido dos personalidades de la talla de Indalecio Prieto y de Julian Zugazagoitia, ministros de la República y el segundo fusilado tras secuestrarlo en Francia, su recuerdo no ha sido constante ni percutiente así como hacia los tres Consejeros socialistas designados para el primer e histórico gobierno vasco como Aznar, Gracia y de Los Toyos, los dos primeros esperantistas y concejales del ayuntamiento de Bilbao y enterrados los tres en el exilio, sin olvidarme de Rufino Laiseka.
El homenaje se ha centrado fundamentalmente en la figura de Ramón Rubial, un socialista de armas tomar, que decía que “la política no es para hombres de escayola”. El no lo fue y por eso fue perseguido y encarcelado, siendo además un tipo duro que en Semana Santa se ponía frente a la Iglesia de Erandio con sus correligionarios degustando alrededor de una mesa, puesta al efecto, de un contundente bistec provocando a los jelkides del PNV tras el Sermón de las Siete Palabras los Viernes Santos, días de ayuno y abstinencia. Con el tiempo, ante el enemigo común tras la sublevación, se unieron en aquel gobierno de concentración presidido por el diputado Aguirre que había sido secretario de la comisión del Estatuto en el Congreso siendo su presidente Indalecio Prieto. Dentro le tenían a Calvo Sotelo con el freno de mano puesto, aquel que prefería la “España Roja a la Rota”.
A Rubial le conocimos todos tras la muerte de Franco ya con 72 años y la sabiduría de la edad y experiencia, llegando a ser el primer presidente del Consejo General Vasco (el Lehendakari Leizaola estaba en Paris en el exilio), junto a Juan Iglesias, a quien le faltaba un brazo como consecuencia de la fuga de San Cristóbal. Juanito esos años fue presidente del PSE, un partido que comprendía a Navarra y se manifestaba el día de Aberri Eguna con una pancarta donde se solicitaba el derecho de autodeterminación.
Es verdad que le recuerdo a Idoia Mendia y Lentxu Rubial en todos los aniversarios de la batalla de Matxitxako y en el recuerdo a los gudaris y milicianos muertos en la ofensiva fascista en Artxanda así como en una exposición hecha a Zugazagoitia y Meabe, pero poco más. No dudo que habrán organizado más cosas pero no las recuerdo y menos como uno de los ejes de su identidad socialista en Euzkadi. Quizás se debiera a que Felipe González y Alfonso Guerra rompieran con el PSOE histórico en Suresnes y la nueva generación despreció e invisibilizó a toda la vieja guardia que en Toulouse, Burdeos y en varias ciudades del mundo mantenían el logo del yunque y la pluma como seña de legitimidad
Igual se debe al hecho histórico que Prieto, tras la derrota de la República quiso acabar con todas las instituciones nacidas el 14 de abril de 1931, fundamentalmente por su enconada disputa con Juan Negrin, el presidente del Gobierno republicano logrando que el Consejero Juan de los Toyos dimitiera en México del gobierno Aguirre en 1943, (Juan Gracia había fallecido a la entrada de los alemanes en Paris) pero Santiago Aznar se negó. Le acusaron de “aguirrista” y de tratar de fundar un partido socialista vasco, algo que Rubial deshizo desde el interior. Previamente había habido una dura pelea política en 1939, cuando el Consejero del PNV, Telesforo Monzón pidiera a los socialistas “la obediencia vasca de todos los Consejeros del Gobierno de Euzkadi”, no “obediencia” a la ejecutiva socialista madrileña. Vino la guerra mundial y al final el Gobierno Vasco se mantuvo como tal en el exilio hasta 1979 y los Lehendakaris Aguirre y Leizaola siempre tuvieron Consejeros socialistas en su gobierno manteniendo la legalidad republicana contra viento y marea.
Y esa si es una historia nunca puesta en valor de manera principal, habiendo sido incluso Santiago Aznar quien propusiera en octubre de 1936 la ikurriña como bandera del Gobierno Vasco ante los problemas que tenía con el abanderamiento de los barcos y siendo la ikurriña la enseña mayormente asumida en aquellos tiempos. ¿Alguien ha oido contar esta historia a algún socialista?. ¿Por qué cuando fue Lehendakari Patxi Lopez propuso como fiesta de la Comunidad el segundo Estatuto, el de 1979 y no el primero, el de 1936, el perseguido y anulado por un decreto de guerra?.
Salvo al exposición fotográfica del exilio promovida por Alfonso Guerra como Presidente de la Fundación Pablo Iglesias, siempre nos hemos topado con una pared a la hora de reivindicar el “Guernica de Picasso, o las pensiones de los ertzainas, milicianos y mutilados de guerra y no digamos nuestras iniciativas en años para la eliminación del Valle de los Caídos o recordar la llegada de la segunda República. Siempre me ha parecido que esta parte de la historia silenciada les quemaba o no iba con ellos a pesar de haberlo hablado con Jorge Semprún, que sabía de la existencia de Agirre, Landaburu, Leizaola o de un Txiki Benegas que me comentaba emocionado como su padre en sus últimos momentos recordaba a Aitzol, del que fue discípulo, tras su detención en el Galerna. Nunca he entendido esta indiferencia dando la espalda de alguna manera a tantos republicanos socialistas a cuenta de su “juancarlismo”.
No se pues si la declaración de Eneko Andueza se refiere a recuperar todo esto y verbalizarlo o solo hablar de ETA, algo que nadie critica, sin que se pueda decir que Gogora haya “estado alejada de la acción del Gobierno Vasco” planteándose como reto lograr “que se acerquen y que convivan también con el trabajo que viene desarrollando el Centro Memorial de Víctimas del terrorismo en Vitoria” como acaba de decir el nuevo Viceconsejero Alfredo Retortillo. Veremos pues cual va a ser la línea a seguir y si ponen en marcha la casona de Trucios, adquirida por el gobierno Urkullu, y abordan hacer algo con la de Cabo Mayor, donde estuvo refugiado el Gobierno Vasco tras la caída de Bilbao en Santander lugar donde fue obtenida esta foto de Agirre con sus Consejeros Aznar, Monzon y Nardiz.
¿Y qué harán con las exhumaciones?.
La escritora Aroa Moreno cifra en 50.000 los asesinados por el terrorismo franquista y aún dispersos en 2.500 fosas comunes a lo largo y ancho del moderno estado español. Ignoro cuántos son vascos pero a cualquier estado democrático actual le daría vergüenza esta terrible cifra tras cincuenta años casi de esta coja democracia. Y suelta también Aroa en EL PAIS esta contundente frase: «Es preciso recuperar a los asesinados de la guerra civil antes de que muera la generación de sus hijos»
¿Qué piensa hacer los nuevos responsables para cumplir con su parte pendiente y en cuánto tiempo? ¿Para cuándo un digno edificio memorial de las víctimas del terrorismo franquista?.
PADRE E HIJA COMO GOTA MALAYA
Nos citaron Emilio y Monika junto a la estatua del Lehendakari Agirre en la Plaza Elíptica, que no Moyua. Y allí estaban los dos con un trabajo hecho por Monika Aperribai, ”Memorias de un Silencio” junto a su aita Emilio, un bebé de 8 meses que su ama Bitori salvó llevándolo en brazos carretera adelante hacia Bermeo. Su aita despavorido, iba en otra dirección, llevando en volandas a su hermano Jesús de tres años, estuvieron aguantando aquella lluvia de fuego en los Talleres Gernika, el lugar más cercano. ”Mi aita -cuenta Emilio- dentro del refugio cubrió a mi hermano Jesús para protegerlo del fuego y la metralla que entraban por las ventanas. La espalda de aita se quemó y la metralla quedó incrustada para siempre en la cabecita del niño como testigo de lo ocurrido”.
Hoy Emilio, con casi 88 años, acompañado siempre por su hija Monika, como gota malaya y el lema de las tres P: ”prudencia, paciencia y perseverancia” se han autoimpuesto como misión sensibilizar al gobierno español sobre aquella tragedia y de la necesidad democrática como sucesor de aquel gobierno español y como tracto histórico, el que pida perdón como lo hizo el presidente alemán Román Herzog el 27 de marzo de 1997. ”Evoco el recuerdo de aquellas personas a las que aquel día en Gernika les fue quebrada la felicidad de su vida, destrozada su familia, destruido su hogar, robada su vecindad. Comparto con ustedes el luto por los muertos y heridos. Les ofrezco a ustedes, que todavía llevan en las entrañas las heridas del pasado, la mano abierta en ruego por la reconciliación”, dijo el presidente alemán.
Escuchando aquello recordé la escena en la embajada alemana siendo embajador Guido Brunner. Le hice la misma petición, se puso de pie muy alterado y en un gesto teatral me preguntó si le veía vestido de nazi. Le dije que no pero que Alemania tenía una responsabilidad histórica con Gernika. Pocos años después hubo de comerse sus palabras.
Teniendo clara esta reivindicación, en el llamado Debate del Estado de la Nación, española por supuesto, celebrado en junio de 1999, el Grupo Parlamentario Vasco, siendo presidente José M. Aznar, presentó una resolución para que el Rey o el presidente del gobierno hiciera un gesto similar. Dos años después lo recordamos ya que era una iniciativa que había sido aprobada por todos los grupos de la Cámara, PSOE y PP incluidos. Hasta hoy. pero sigue siendo una buena percha si se quiere recordar, aunque estas cosas no estén de moda.
No es ocioso pues el meritorio trabajo de padre e hija, apoyados por el Lehendakari Urkullu, que el año pasado en Gernika tuvieron dos minutos, dos, para explicarle al ministro Bolaños, presente en el acto anual conmemorativo, su petición. El ministro no ha vuelto a respirar. Quizás el actual Grupo vasco debería recordar aquel acuerdo y tomar alguna iniciativa junto con Emilio Aperribai y su hija cargados con la autoridad moral de ser uno de los poquitos supervivientes de aquella tragedia, y que estén en la tribuna. Sería algo simbólicamente muy importante .
Hablando la semana pasada con padre e hija en el encuentro les sugería le pidieran a Eneko Andueza una entrevista. Tengo una buena relación personal con él y pensé sería sensible a un acto de justicia de esta envergadura pero mi sorpresa ha sido infinita cuando me recordaron un artículo escrito el 10 de mayo de 2022 por Andueza en El Correo titulado “¿Perdón por Gernika?”. Lo malo es que Retortillo ha retuiteado lo siguiente: ”Exigir al Gobierno de España que pida perdón por el bombardeo de Gernika solo puede responder a una clamorosa falta de rigor o al interés partidista por deformar la historia”.
No empezamos nada bien esta nueva singladura socialista al frente de Gogora si éste va a ser el estilo. Que se lo pregunten a padre e hija, aquel bebé salvado por su madre en brazos, mientras ardía Gernika, y que no acusan a Sánchez de nada, pero si a un gobierno que permitió aquella barbarie. Algo absolutamente elemental para cualquier demócrata con sensibilidad. Si, ”Perdón por Gernika”.
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